En un documento elaborado por el Centro de Políticas Públicas UC, un grupo de académicos de la casa de estudios plantea la necesidad de considerar acciones de mediano y largo plazo que favorezcan la adecuada inserción social y laboral de las personas migrantes, quienes además en muchas ocasiones se encuentran en una situación de vulnerabilidad en nuestro país.
Noticia publicada el 03 de octubre del 2022 por La Tercera.
En los últimos años la llegada de personas migrantes al país ha aumentado exponencialmente, muchos de ellos de manera irregular, lo que ha traído una serie de cambios en el mercado laboral del país. En vista de aquello, un grupo interdisciplinario de académicos de la Universidad Católica formuló una serie de propuestas para favorecer la regularidad migratoria en Chile y, también, facilitar la inserción sociolaboral de los migrantes en nuestro país.
El estudio, elaborado por el Centro de Políticas Públicas UC, resalta los datos oficiales que muestran que durante las últimas dos décadas la población migrante en Chile ha aumentado de manera muy significativa. En el año 2002, según cifras del INE, había 184.464 extranjeros viviendo en el país, los cuales aumentaron a 746.465 en 2017 y a cerca de un millón y medio a fines de 2020.
Entre las principales razones que señalan estos grupos para migrar se encuentran la intención de mejorar su situación económica o la búsqueda de trabajo, mientras que los motivos más mencionados para elegir a Chile como destino son las posibilidades de encontrar empleo y el tener un conocido o familiar en el país.
El estudio destaca además que la población migrante se encuentra mayoritariamente en edad de trabajar, ya que el 77% tiene entre 15 y 44 años, versus el 52% en el caso de los chilenos. De acuerdo al artículo, es frecuente que los trabajadores migrantes se encuentren en una situación de mayor vulnerabilidad, por lo que es muy común que experimenten una movilidad descendente en su ocupación. Esto ya sea por la falta de reconocimiento de sus niveles educacionales previos, por las habilidades culturales requeridas para el trabajo, por la existencia de barreras culturales o discriminación en el mercado laboral, entre otras razones.
Lo anterior se acrecienta en el caso de los migrantes irregulares, quienes suelen trabajar en condiciones aún más desfavorables, que se traducen, por ejemplo, en informalidad, peores salarios, inseguridad y falta de regulación de la relación laboral.
Además, el estudio recalca algunas de las implicancias de la participación de extranjeros en el mercado laboral. De ese modo, señala el texto que no hay evidencia respecto a impactos negativos o positivos en los empleos y salarios de los trabajadores locales, pero que la evidencia internacional sugiere que pueden haber efectos negativos si existe una participación extranjera sobre el 10%. Al mismo tiempo, el estudio asevera que el aumento de la inmigración puede incrementar la preocupación por el desempleo, lo que afectaría las percepciones de la población en ese sentido. En una vereda más positiva, otra de las implicancias es que los extranjeros contribuyen positivamente al fisco: el año 2017 su aporte neto fue equivalente al 0,4% del PIB.
Con todo lo anterior, y teniendo en consideración el aumento exponencial de ingresos irregulares por pasos no habilitados desde el año 2018, los académicos plantean que es necesario considerar acciones de mediano y largo plazo que favorezcan una adecuada inserción social y laboral de las personas migrantes.
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